En el Japón del periodo Edo (1603-1868), una nueva y extraña enfermedad llamada viruela de la cara roja ha comenzado a cebarse con los hombres del país. Ochenta años después del primer brote, la población masculina se ha reducido a una cuarta parte de la femenina. Las mujeres han asumido todos los roles tradicionalmente otorgados a los hombres, incluso el de Shogun. Los hombres, preciosos proveedores de vida, son cuidadosamente protegidos y los más bellos son enviados a servir en las Cámaras Interiores del Shogun.
(Fuente: VIZ Media)